LO ESPECIAL DE LO COTIDIANO
Hoy me he dado un baño y tumbada en la
bañera he pasado revista a todos los objetos que lo pueblan, ésos que hemos ido
comprando o adquiriendo y que llenan cada instante siendo casi invisibles a la
mirada diaria.
Cada jabón fue elegido; éste para la
piel sensible de Pimbow, éste otro para mi, porque soy una necia y me encanta
su olor. Para cuando nos damos un baño éste que hace mucha espuma y también
éste champú especial rizos o esta leche
corporal (de la que refirma y quita la celulitis, claro).
Los botes de gel están guardados en una
caja metálica, de escritorio, que compré para el estudio y que de hecho durante
bastante tiempo estuvo sobre la mesa guardando sobres, papeles, cargadores de
móvil, gafas de sol...pero al regalarme Pimbow la impresora fotográfica tuvo
que cambiar el estudio por el baño porque ya no cabía.
No solo guarda los botes de gel y
champú sino que también viven en ella una esponja con cabeza de vaca y dos
delfines que cogí del piso que compramos el año pasado en Pamplona. Los traje
pensando en los gordis. Ahora pienso en Bichu, en cuando se bañe con ellos.
Además del espejo de rigor sobre el
mueble del lavabo, hay otro pequeño en forma de flor que me regaló Teresa un
año para mi cumple, cuando proyectaba venir a vivir con Pimbow. De eso hace ya
tres años. Junto al espejo me regaló la esponja con cabeza de vaca que me hizo
mucha gracia cuando la vimos en la tienda. Volvió otro día para comprármela.
Sobre el mueble del lavabo hay una
botella de cristal con dos rosas artificiales. La botella es la que teníamos
para el agua pero se nos rompió la parte de arriba así que se convirtió en
jarrón. Las rosas me las regaló Lilia hace ya muchísimo tiempo. Fue el verano
de segundo de carrera cuando nos íbamos a ir a Calafell ella, Dani y yo a pasar
unos días.
También sobre el mueble del lavabo hay
una pequeña caja de madera que me regalaron los padres de Pimbow y en la que
guardo las cerillas para encender las velas y el incienso. La caja la trajeron
de una feria de Burdeos. Es hexagonal pero está tan mal hecha que solo la
puedes cerrar de una posición porque cada lado tiene diferente largura.
También guardo en la caja una base que
me trajeron mis padres de Tailandia para colocar el incienso.
El incienso lo trajimos de Mauricio, lo
compramos en un mercado de Port Louis y lo regatee tanto que casi me voy sin
él. Lo grabamos en video.
Lo lleva en la espalda un hombrecillo
azul con unas ventosas que escala por el espejo. Ese hombre lo cogí cuando
desalojaron uno de los pisos que alquilo.
Las velas son de IKEA. Las compré un
día que fui con Iñaki. Nos lo pasamos muy bien haciendo carreras con los carros
y al final teníamos tanto hambre que, como huelen a frambuesa, casi nos las
comemos. Hay una en un farolillo
portavelas que también compré ése día. Tiene tara y me costó muy barato.
Y en la bañera yo, a cinco días de dar
a luz y sin mejor cosa que hacer que recordar la breve historia de lo que me
rodea en el baño, en este baño de verano, de embarazo y nostalgia, de esperanza
y violeta.
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